OSVALDO LEITE, UN URUGUAYO SOBRE EL ROSTRO DE EUROPA

Doscientos cuadros pintados en Europa durante tres años y excelente venta como resultado de la calidad de su arte y el conocimiento que le generaron cinco exposiciones, pueden ser el corolario de la actuación fuera del país de uno de nuestros mas grandes retratistas.

Osvaldo Leite (37 años, casado y 4 hijos por ahora) nacido en la fronteriza ciudad de Rivera piensa y luego expone lo que fue su comienzo y su proyección en el medio local e internacional.

Habla con humildad y pese a haber llegado ya formado y con una personalidad definida al Viejo Mundo, afirma que fue a aprender, observando y estudiando a los grandes maestros en Museos de España, Francia, Holanda, Bélgica, Suiza e Inglaterra.

La experiencia vivida la considera un gran estímulo y tremendamente beneficiosa, ya que en Europa –dice- pudo afirmar conceptos, dado que no encontró elementos totalmente desconocidos, habida cuenta de que la formación pictórica nacional está a la altura de los más exigentes centros de la pintura mundial.  

LO QUE FALTA AQUI

Lo que falta en nuestro medio es la gran profusión de obras maestras que encontramos en Europa y que son nuestras guías –afirma categoricámente- asegurando que en el Viejo Mundo se conoce  poco de pintura uruguaya y latinoamericana, salvo en los centros especializados.

No nos conocen y es lamentable cuando nos preguntan si somos de Chile, Argentina o Venezuela, cuando afirmamos que provenimos de Montevideo o del Uruguay.

 EL DESEMBARCO EN EUROPA

La llegada del fotógrafo interrumpe momentáneamente el diálogo, que continúa afirmando que cuando llegó al viejo continente, arribó con la ilusión de todo pintor. Ver pintura y conocer. Estuvo deslumbrado  por varios meses  -añadió- hasta que se adaptó al medio, dándose cuenta de sus posibilidades como pintor, lo cual le dio confianza en su futuro allí.

Las cinco muestras que realizó fueron por invitación y pudo haber hecho  varias exposiciones más. Sus telas fueron apreciadas en 1978 en Ibiza y Mallorca, en 1979 en Palmas de Mallorca y este año en Bélgica.

Fue para estudiar  8 meses en Europa –continúa- quedándose tres años y debiendo volver en octubre a Bélgica. Alemania y Suiza, para atender compromisos de exposiciones y encargos.

Vuelve a la Patria por invitación, a fin de inaugurar el 11 del corriente a la hora 18, una muestra en la Galería “El Portón de San Pedro”, en Ciudadela y Paraná. Podrán verse  allí 50 obras retrospectivas de su trabajo realizado en Europa.    

 POSIBILIDADES EN URUGUAY

Reconoce seguidamente que aquí, muy pocos pueden vivir bien de la pintura, a pesar de que él podía hacerlo perfectamente. Mientras tanto, en Europa hay una mayoría de plásticos, naturalmente no todos, que viven bien, muy bien, ya que el mercado adquirente es lo suficientemente grande y conocedor, pese a la crisis económica a nivel mundial, que también está reflejada  en el Viejo Mundo.

Tan es asi –afirma- que ha logrado pintar un promedio de 80 cuadros anuales, habiendo quienes tienen hasta 30 cuadros suyos fundamentalmente retratos, un género en el que está en el nivel de los mejores –acota sin falsa modestia-.

TENDENCIA DE OSVALDO LEITE

Para quienes conocen su obra y su trayectoria, la tendencia de Leite es reconocida con sólo nombrarlo, pero, como sabe que esta entrevista llega a todo público, incluso los no iniciados en la pintura, señala que su origen estuvo en la Escuela de Torres García, por haber sido Ribeiro su maestro.

Cuando salió del Taller, recuerda haber hecho una pintura naturalista y bastante independiente de la enseñanza recibida. Ello es un paso previo –dice- al perfil personal que su obra adquiere luego de la década del 70.

Le interesa  el hombre dentro de una concepción  poética, inscripta dentro de una tendencia figurativa libre.

El snobismo en la pintura nos mueve a requerir  si opinión autorizada. El hecho de querer ser original –prosigue- ocasiona la presencia de estos seudopintores modernos, quienes al parecer desconocen que la originalidad nace y se lleva dentro de si, no se fabrica.

La época de las grandes piruetas en Europa con la pintura –dice- ya ha pasado, dado que se ha salido de ella, para ingresar a algo más firme, más válido y más serio.  

DESTINATARIOS DE LA PINTURA

La ilusión de un artista es que todo el mundo comprenda su obra, manifiesta al responder sobre si consideraba que la pintura  debía hacerse para ser comprendida por la mayoría. No obstante, considera que el artista debe seguir su propia intuición, que a veces lamentablemente el público  puede no entenderla en un momento dado.Cree que en la actualidad en muchos ambientes hay confusión y snobismo, naturalmente en pintores seudomodernos.

LOS COMIENZOS

Pinta desde los 11 años – afirma luego- atendiendo nuestro deseo de conocer sus orígenes. Ello ocurrió cuando ingresó en una escuela de pintura de su Rivera natal. Los primeros maestros fueron Osmar Santos y Nemecio Suárez. Luego de la presencia gravitante de Edgardo Ribeiro.

Los primeros años centralizaron trabajos  en dibujo y escultura, realizando la primera exposición de pintura en 1961 en Rivera, cuando con solo 18 años presenta al juicio crítico 30 obras.

Previamente había ganado varios primeros premios en concursos de Dibujo, Pintura y Escultura en la capital fronteriza.

Su ingreso en la cadena de éxitos en el difícil y exigente medio capitalino data de 1962, cuando expone en el Salón Municipal y logra un premio adquisición, que puede ser apreciado en el Museo Blanes.

Su incursión por el exterior se cumple a partir de 1962, cuando expone en Buenos Aires en la muestra “20 pintores uruguayos”, en Galería Velázquez.

El arte de Osvaldo Leite le permite en 1964 y 1967 obtener dos primeros premios de pintura “Cámara de Representantes” en el Salón de Artistas Plásticos del Interior”, llegando en 1970 a Washington, donde interviene  en la exposición “6 pintores uruguayos” y a Porto Alegre en 1974, donde sus telas son observadas en la Galería OCA. En síntesis, dice Osvaldo Leite, entre 1962 y 1977 trabajó para 27 exposiciones.

La casa de la Cultura de “La Caixa” le ofreció todas sus salas de Cataluña y Baleares para exponer en ellas, habiéndolo hecho en dos ocasiones.  

PREFERENCIA Y FUTURO

Su obra predilecta –recuerda finalmente- es un mural de mts. 4.50 x 1.50, que puede verse en la Escuela Integral Hebreo-Uruguaya y no desea  olvidar una actividad que le interesa mucho para el próximo año.  Es nada menos que una exposición que efectuará en la Ciudad de Washington, la que ya se supo de su valor artístico.

La entrevista pudo proseguir por mucho tiempo más, pero, hacemos un paréntesis hasta el 11 de agosto, cuando sus brillantes obras, puedan ser apreciadas en la Galería “Portón de San Pedro”, en Ciudadela y Paraná.

Será el momento en que podrá el público uruguayo aquilatar la magnitud del trabajo realizado por Osvaldo Leite en Europa, que supo del reconocimiento tanto allí como en los Estados Unidos, medios en los que es común la presencia de maestros y grandes obras.

El pintor Uruguayo Osvaldo Leite (1943) centra su temática en el ser humano: en el hombre de la calle, al que observa en sus expresiones más habituales, en sus situaciones más cotidianas, pues lo que preocupa realmente a este artista no es tanto su postura momentánea como su perenne sicología. De ahí que cada rostro, cada gesto sea la exteriorización de su íntimo carácter. Para alcanzar tal expresividad, Osvaldo Leite se vale de los trazos en negro que definen los rasgos característicos y esenciales, y que tienden a una geometrización de volúmenes y planos, si bien dejan en máxima libertad a la materia, impregnada siempre de  colores sobrios. Así resultan esos personajes, cuya presencia se apoya muy levemente en la apariencia naturalista, dada la gestual libertad de unas pinceladas que insinúan más que describen, dando así el máximo vigor a cada rostro.

El expresionismo, en manos de Osvaldo Leite, no es un expresionismo retorcido, angular, deprimente. Es, por el contrario, un expresionismo humanizado. El artista uruguayo, con residencia en esa isla desde ya hace algunos años, ha sabido mostrarnos la belleza que puede haber en esa tendencia pictórica y nos ha ofrecido una serie de retratos y bellas testas que hacen sentirnos plenamente satisfechos y complacidos. Leite es un artista que sabe captar, con cuatro pinceladas, un rasgo, un estado anímico, una actitud. Y ello, a través de una técnica y de un colorido altamente poéticos y altamente humanizados. La obra que acaba de mostrarnos es exponente de una particular visión del fenómeno pictórico  y de una manera particular, a su vez de captarlo.(Galería Byblos).

Il nenous est pas possible de faire écho à toutes les expositions qui se multiplient dans le pays, mais nous croyons pouvoir donner exceptionnellement une attention particulière à la présentation à Latem-Saint-Martin des ceuvres de l´Urugayen OSVALDO LEITE.  Né en 1943, l´artiste achève une tournée à travers l`Europe par plusieurs expositions en Belgique, à Hasselt, à Liège et aujourd´hui à Latem où il montre des "portraits et paysages de Flandre".

Osvaldo Leite est rèsolument figuratif, encore qu`en dehors de ses très beaux portraits, il mette dans des types humains, saisis dans leur réalité quotidienne, des accents expressionnistes qui ne trompent pas.  Il est d`ailleurs assenz plaisant de voir cet Américain du Sud, profondément imprégné par l`esprit de Latem, apparaitre comme un représentant international de l`école de la Lys.  L´art de Leite sait être sobre, synthétique et vigoureux.  On le sent très imprégné de la tradition européenne, autant de Goya et de Frans Hals dans les figures humaines que de Permeke et de Gustave Desmet dans l`évocation de la terre de Fladre.  (Galerie Georges Buysse.  Hemeleerstraat 53, Sint-Maertens-Latem.  Jusq´au 24 juin.

Osvaldo Leite, pintor que tuvo sus principios en la teoría del Taller Torres García, se destacó como cultor de paisajes y retratos.

La figura fiel es tal vez el tema que mejor se avino a su característica.

Después de una serie que tomara su tiempo en la Represa de Salto Grande, y de la cual sus óleos sirvieron para algún coleccionista, Leite se fue a España con su familia.

A su vuelta a Uruguay, luego de una estada de casi cuatro años, nos contó su andar un poco quijotesco si se quiere, pero muy provechoso.  Porque encontró facilidad para ubicar sus retratos.  Y ello le deparó un holgado lugar en esa tierra, en la que tenía adelante las firmes presencias de Velázquez, de Goya del Greco...

Mi proyecto consistía en un viaje de ocho meses.  Los acontecimientos variaron totalmente este esquema inicial.

...y de inmediato el mismo día de su arribo fue directamente al Museo del Prado.

-Pero tenemos entendido que Ud. pintó en Ibiza...

Fue cuando quise aprovechar el verano.  Mis hijos debían tomar sol antes de que llegaran los fríos.  El encanto de esa pequeña isla del Mediterráneo nos cautivó.  Su capital estaba aún invadida de turistas...

-¿Qué fue lo que le sorprendió de este lugar?

Es que descubrimos emocionados, restos de civilizaciones antiguas, las estatuas romanas, el cementerio púnico, y el Museo donde se guardan los tesoros.  Aún existen edificios de ls más variados estilos la parte más alta del peñón, la catedral, el panorama de la isla, el mar...con un color maravilloso...

Osvaldo Leite revive estos recuerdos cercanos a su espíritu y su emoción.  Allí iba siempre a ver la puesta de sol...a buscar impresiones que le estimulaban a trabajar, anotando apuntes a toda hora en el puerto -su tema favorito.  Buscaba caminos nuevos, salía al campo, dibujaba los muros de piedra a cada lado del sendero...

Llevaban el almuerzo y pasaban el día.

-¿Y los personajes que Ud. pintó?

Constituía un espectáculo ver pasar a las Ibicencas ancianas, con sus trajes típicos.  Los pueblitos pequeños y sus iglesias blancas son todo un poema.

-A esta altura ¿no recuerda alguna anécdota?

Un día íbamos por un camino.  De pronto al pasar una curva -distraído con el paisaje- me encontré en medio del patio de una finca.  Pedimos las disculpas y nos fuimos.  Cerca de allí hicimos alto para merendar.  Al poco rato apareció el dueño de aquella casa y me regaló una botella de exquisito vino trasegado por ellos.

Allí viven gentes de todo el mundo, muchos artistas plásticos, actores de teatro y cine, algunos muy famosos que se integran perfectamente al modo de vida de sus antiguos moradores.

El primer cuadro que vendí fue allí.  También mi primera exposición, el eslabón de la cadena que me llevaría paso a paso hacia el norte de Europa.

Leite no precisa ya preguntas para dejar correr sus recuerdos tan cercanos y lejanos.  Preferimos seguir su itinerario, aunque en parte, sea como es él, inquieto, sin asentarse en un lugar, sino como su casa rodante, que le llevará pintando por las cumbres, los campos, los valles, y el mar azul, los tipos de los bodegones, de las calles.

-¿Podemos ir por partes, Leite?

En Ibiza tuve el ambiente propicio para concentrarme.  Meditar lo visto en los Museos Madrileños, Toledanos, y Valencianos;  recuperarme, y reunir energías para afrontar los futuros compromisos.  Pinté varios retratos y los amigos me retuvieron por seis meses.

De allí fui a exponer a Mallorca.  Tenía el ofrecimiento de la "Casa de la Cultura" de "La Caixa".  Elegí en Pollensa.  Me había impresionado su paz, cuando la había visitado.  Está situada al norte de Mallorca.  Recuerdo el ciclo de conciertos realizado en un claustro del siglo XVII, Convento de Santo Domingo.

Me trasladé con toda mi familia.  Para ese entonces tenía una casa rodante, grande y poderosa.  Mi proyecto era continuar viajando después de la exposición.  Pero tuvimos que vivir tres meses en la casa ambulante, porque mi trabajo había sido muy bien aceptado.  Compradores y encargos, sobre todo de retratos... Tuvimos que alquilar una casa en el puerto de Pollensa.

Fueron meses vividos intensamente, pero duros.  Una prueba de disciplina, de colaboración, de la que salimos todos fortalecidos.

-¿Y cuándo se produce el despegue?

Allí fue donde conocí a un coleccionista español.  El Conde Alonso de Cien Fuegos, persona culta y fina que en cierto modo ha sido mi mecenas.

Al poco tiempo recibí la visita de un galerista, y se concretó una nueva muestra.  Después Madrid, donde mantuve estrechos contactos me relacioné con galerías, y continué mis visitas al Prado.

-¿A todo esto, cuánto tiempo llevaba ya de viaje?

Después de transcurridos dos años de nuestra llegada, ser destacado por los entendidos y buenos conceptos de la crítica, en marzo del 79 nacía un nuevo hijo, y me presenté a un concurso internacional de verano en Mallorca, donde obtuve el tercer premio.  Ese mismo año fui invitado a participar en una muestra colectiva con pintores españoles en USA.

-¿Leite, que otros rumbos tomó ese periplo?

A partir del 79 inicio mis trabajos en los Países Bajos.  Holanda, donde pinté varios retratos.  Hicimos el viaje en muchas jornadas.  Conocimos lugares que me interesaban.  En Francia, Narbonne, Nimes, Avignon, Lyon, Chartres...  

Al llegar a Chartres en nuestro "hotel portátil" había champagne y frente a la Catedral birndamos por los artistas deconocidos que hicieron esa joya de la arquitectura.

-¿Cómo vio esos caminos en su papel de pintor?

La luz, los contrastes de color.   Es sorprendente la campiña francesa.  Todo es verde.  Contrasta con España, más ocre, más dura.  Los pueblitos parecen dibujados con mucha corrección.  Los techos tienen colores vivos y uno se imagina a sus habitantes como personas felices.  Los pueblitos españoles en cambio, son más monocromos, ocre, sepia, más dramáticos.

En Bélgica me impresionaron los techos altísimos, y de color marrón predominantemente.  Parecen de cuentos de hadas.  En Holanda nos dieron casa para vivir, lugar cercano a Hilversum.  Típica casa holandesa, muy confortable, con su gran jardín.

Holanda es un jardín.  Allí trabajé mucho.  Los Museos son importantes;  el Riksmuseum, Boymans, Frans Hals, MUseo, Museo de la Haya.  Van Gogh, Stedelijk.

Por contactos con una galería debí viajar a Suiza.  Expongo también en Alemania.  En Bélgica vivo a unos cinco kilómetros de Gante, donde se concentran los museos y galerías.

Brujas me impresionó.  Allí he tenido el honor de que se colgara una obra mía en el Chateau de la Familia Lovinfose.

-Aquí se detiene un poco Leite, y debemos insistir par que termine su relato.

No...es que en la misma sala hay un Jordaens y un Rubens.

-A todo esto nada me dice Ud. de París, que es siempre por donde comienzan los pintores.

Sí, que he estado en París.  En nuestro "hotel portátil" vivimos en la isla de la Cité, frente al pont neuf, y muy cerca de Notre Dame.

Encontré al Museo "Jeu de Paumee" en un edificio pequeño, no bien iluminado.

No me lo explico, porque es uno de los Museos más visitados del mundo.  En el Louvre los Italianos Primitivos, y en Londres, la National Gallery me pareció formidable.

-¿Y...ahora...?

Actualmente se está confeccionando el calendario de mis exposiciones para el año 1981.  Incluyen cuatro en Europa, una en USA y otra en Uruguay.

De Sudamérica nos están llegando, de un tiempo a esta parte, buen número de pintores de acusada personalidad.  Uno de ellos y, según mi entender, uno de los mejores que han pasado por nuestras salas de exposiciones es Osvaldo Leite.  La figura, tema dominante en la pintura de Leite, es tratada con toda la fuerza emotiva y matérica del post-impresionismo Cezanniano.  La forma de tratajar de directa, el artista cree en la ismplificación y nos lo demuestra plasmando sus escenas con una paleta escueta, sensible y tostada, llevando cada gesto a cotas de impresionante expresividad.

E la realidad de Leite todo convive en absoluta armonía:  fondo y forma, luz y color, técnica y sentimiento.  Magnífica exposición la de Leite.

Leite se sujeta a su destino artístico, como un pintor que sabe hasta donde debe llegar. Y dentro de ello, ejecuta con seguridad y modestia, una de las más bellas  pinturas de la joven generación en cuanto a interpretar la naturaleza se refiere.

Con exposiciones individuales en Suiza, Holanda y con una permanencia y éxito total en Bélgica, el pintor uruguayo Osvaldo Leite constituye una de las primeras figuras de la plástica nacional representada en el extranjero.  Hace pocos días volvió a nuestro país y trajo en su valija algunas de sus recientes obras que presentará en el correr de los próximos meses.  Sobre esto y sobre varios aspectos de su actual quehacer dialogó con nosotros.

Artista de reconocidos méritos en diversas capitales, Osvaldo Leite es hoy uno de nuestros más importantes nombres en el plano plástico.  Alternando entre nuestro país y Bélgica, lugar donde ha realizado diversas exposiciones, este creador se considera una suerte de embajador de su arte.

"Lo primero que sentí cuando llegué a Europa por primera vez -explica- fue el deslumbramiento por todo ese mundo extraño para mí y sin embargo presentido. Luego sobrevinieron las sucesivas etapas:  la adaptación, y finalmente la afirmación.  Siento que el contraste entre ése y este mundo me han asegurado en una serie de aspectos importantes".

Leite estuvo últimamente tres años en Bélgica donde realizó varias muestras individuales y donde, a juzgar por la prensa especializada de ese país, deslumbró.  Esa reacción, cuenta, al principio le resultó un poco extraña.  "No me daba cuenta qué era exactamente lo que ellos veían en mi pintura.

Pero al cabo de un tiempo pude sentirlo:  a los europeos, la pasión por la técnica, por el detalle, incluso por los refinamientos instrumentales, les han horadado un poco la inocencia, la capacidad de ver y sentir, de decir de forma espontánea.  Sentí que los que íbamos de América conservábamos aún esa especial inocencia y esa pureza de la que ellos parecen tan lejos y que, sin embargo, tanto aprecian".

Pero más allá de ese bagaje apreciado de pureza, Leite también llevó sus deseos de superación y sus ansias por ir descubriendo mucho más de sí y de su sentir.  "Bélgica -dice- me ha permitido también encontrarme a mí mismo en una serie de aspecto en los que verdaderamente me hallaba perdido.  Eso que decía antes de que me había afirmado es muy cierto, que en realidad llegué a una verdadera síntesis expresiva y a un determinado grado de libertad de lenguaje que me permite identificar lo que quiere decir y manifestarlo creativa y claramente".

Y la reciente pintura de Osvaldo Leite es muy elocuente de la verdad de esta confesión.  Su trazo y el tratamiento de los colores han adquirido ahora una interrelacionada homogeneidad y le han permitido definir aún más su vocación y su estilo.  "Soy -explica finalmente- un pintor del hombre, alguien que siente al hombre en todas sus dimensiones y que busca recuperarlo en su visión más inmediata.  Siempre he sido retratista, de la realidad y de la imaginación, pero retratista, pintor de personajes, de seres humanos".  Y basta ver algunas de sus muestras para ver que este sentir es algo más que un pensamiento y una tendencia, que por sobre todo, es una cuestión vital.

Leite está de nuevo entre nosotros.  A principios de octubre realizará una muestra en la Galería de Arte Portón de San Pedro, en tanto que en enero presentará una exposición en la Galería Espacio Amalfi de Punta del Este.

"En realidad -razona- nunca me fui del todo de mi país, apenas he salido dejando las puertas abiertas para volver, porque siempre quiero volver".

Osvaldo Leite, llegado recientemente de Europa, en la que trabajó y expuso durante tres años, exhibe su obra, una retrospectiva de su trabajo último en la Galería del Portón de San Pedro.

Comprende una serie de composiciones con elementos figurativos llevados hacia una concreta realidad estilizada.

Esta obra es la continuación de lo que antes de viajar dejara comenzado Leite en Montevideo.

De allí su gran interés, porque complementa una pintura en la que versa la teoría y técnica, muy especiales, que son del dominio auténtico del artista.

-       ¿Cómo comenzó su trabajo en Europa?

-      Yo me autofinancié mi viaje.  Fui con mi familia y llegué con la libertad que me proporcionaba ese estado económico que me permitía actuar en la faz artística, lejos de una apretada y molesta presión del “marchand”.

-       ¿Y en cuanto a su estudio?

-     Ya llevaba una formación del Taller Torres García que era realmente válida, completada con mi propia investigación, era realmente válida, completada con mi propia investigación.  El Taller Torres quedaba lejos, por cuanto hacía muchos años había dejado de asistir.

-       ¿Qué aspectos le interesaron más de la pintura española?

-     En primer lugar fui a ver los clásicos.  La trilogía Greco, Goya y Velázquez, me impactó, especialmente la época negra de Goya y la última del Greco, que son para mi únicas.

-       ¿Y en cuanto a la pintura actual?

-       España es un país de pintores.

-       ¿Por qué?

-     Es un fenómeno característico que se repite en Inglaterra con los actores, para tener una idea aproximada de la intención de mi observación.  Me encontré con una gran actividad.  Muchos artistas de todas las escuelas.  Actualmente se trabaja con los viejos maestros vivos y con los nuevos.  Están representadas todas las corrientes.  Encontré también en escultura una gran actividad, no solo en España, sino en toda Europa con grandes nombres.  Por ejemplo Serrano, que vivió y trabajó en Uruguay muchos años, es toda una personalidad artística a nivel Europeo. La figuración en España tiene un lugar importante…

-       ¿Es en esa teoría que Ud. se desenvolvió?

-       Yo no me aparté jamás de lo figurativo.

-       ¿Y en el retrato que es fuerte en Ud.?

-      En España me hallé con un buen ambiente para poder tratar este género.  Tuve la suerte de que me hicieran muchos encargos, que aún debo cumplir en parte.  La otra faceta de mi pintura se vendía en galerías y fue apreciada por los coleccionistas y la crítica, que tuvo elogios para mi trabajo.

-       ¿Qué retratos eran los preferidos?

-     Una cosa distinta de lo que me pasaba en Uruguay, que me solicitaban retratos de niños y mujeres.  Allá, en España se dio el caso de que me pedían retratos también de hombres, generalmente de la nobleza española, industriales, profesionales, políticos…

-       Dígame, un caso referente al retrato.

-       Tengo una anécdota con el Conde Alonso de Cienfuegos, descendiente de Jovellanos, personaje importante en la Corte de Fernando VII, principal protector de Goya.  Realice el retrato de dicho personaje.  Me encargo un autorretrato, el de la señora y dos cabezas, así como dos figuras de mi estilo más personal.  Después que me las pago dijo: “estos cuadros son míos y suyos.  De esta manera me hace feliz este negocio….” Gran coleccionista, tiene Van Dyck, Sorolla, toda una carpeta original de grabados de Goya en un tiraje que creo sea de 1860, uno de los primeros, de los cuales me regaló un pieza.

-       Después de los pasos iniciales, ¿cómo siguió en su segunda etapa?

-      La primera exposición fue en una Casa de Cultura y me ofreció el director la sala de la misma institución en toda Cataluña y Baleares.  De entonces surgen invitaciones para exhibir en España en galerías particulares de más renombre como  “Byblos”, “Bennassar” y “Macarron” de Madrid. Algunos compromisos me esperan para cuando vuelva.

-       ¿Expuso en otros países?

-       En Bélgica y en USA, con pintores españoles invitados en Galería Latina, en Sarasota.  Gané el 3er. Premio en el Concurso Internacional en Mallorca.  Otros trabajos me vinculan a Suiza; Holanda (retratos) y Alemania con un mural.

-       Háblenos de la muestra actual.

 La componen 50 cuadros.  De ellos solo un retrato, porque los que realice fueron todos encargos y para traerlos sería oneroso.  Es muy costoso el seguro.  La muestra comprende, pues, mis trabajos de taller, de estudio, en el que vuelco más libremente mi manera de encarar la figura. Trato la figura en diferentes enfoques.  Dentro de la síntesis, buscando en lo posible de depurar al máximo mi estilo.

La pintura de Osvaldo Leite se maneja entre el naturalismo y el expresionismo. Porque a sus retratos calificados en su entorno tonal, a su vital impulso que define los rasgos del modelo acusa más concreto aún, la serie de tipos que un poco imaginativamente anulan aquella condición objetiva, y penetran en el límite del carácter.

No creemos que Leite posea una inclinación vocacional hacia un expresionismo más sustancial, quizás más vigoroso. El pintor creemos que Leite posea una inclinación vocacional hacia un expresionismo más sustancial, quizás más vigoroso. El pintor logra de tal forma una neutra manera de tratar la depuración de la realidad que concibe con elocuente riqueza de color. Es en esta función que Leite trata de salir del contenido menos profundo del retrato en cuanto a lo que el muestra, como desligado de aquel género…

Los tipos que llama “extraños personajes”, acuden sin embargo a realidades en su forma, generalmente es en el rostro en donde se proyecta el mecanismo depurador del tema. Sostiene la pasta, la materia jugosa, y los rasgos se borran casi o del todo en alguna tela, para soltar el pincel a lo que llamaríamos el desahogo del pintor, retenido por la factura de sus retratos.

Bélgica y el Paisaje

Los paisajes que trae de Bélgica acusan una más severa construcción.

Que lo apartan del impresionismo que realizara en pastados cuadros. Aun cuando mantiene tal tesitura, esta se valoriza con toques enérgicos, sin la fineza aquella que en alguna pintura todavía imprime con delicados toques.

Pero lo que cabe más en el interés de la exposición que muestra en el “Porton de San Pedro”, es la galería de aquellos ya citados personajes. En su pasada exposición denotaba una interferencia entre el retrato y la figura, alternada en grupos o solitarias.

Figuras que, repetimos, encuentran la afirmación del acento, así como una localización de la paleta de Leite aplicada a un retazo de pintura mejor trazada y más libre.

Una exposición que prosigue la ruta de la pasada, con insistencia en sus características más afines, el naturalismo interpretado, y la salida hacia el expresionismo  moderado.

Osvaldo Leite realizará una exposición en Montevideo, en Galería Portón de San Pedro, a su vuelta de un viaje de casi cuatro años por distintos países de Europa. Ha viajado al viejo mundo para cumplir compromisos con diversas Galerías en Bélgica, Italia, y Luxemburgo.

La pintura de Osvaldo Leire se caracteriza por una base aprendida en el Taller siguiendo las teorías de Torres García. Luego suelta su trazo y encuentra una toma naturalista que trasciende por su rico empaste y su intención para ubicar los precisos acentos que marcan el dibujo y solucionan el espacio siempre en calidad de tonalidades con el apoyo de un centro de color puro que anima sustancialmente sus realizaciones.

Por otra parte el retrato y el paisaje así como la “naturaleza muerta” se convierten en la temática que asimila su personalidad vigorosa y templada en estudios de ambientes diversos que maduraron notablemente su pintura.