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Nóvoa, Leopoldo
Nacido en Salcedo (Pontevedra, España), el 17 de diciembre de 1919, e hijo de un diplomático uruguayo y madre gallega, viajó por primera vez a América con siete años, donde comenzó a pintar, dibujar y modelar. De vuelta en Galicia en 1929, desarrolló su faceta artística hasta que regresó con su familia de nuevo a Uruguay, donde residiría hasta 1947.
Ya en Uruguay se vinculó con Joaquín Torres García.
Pasó su juventud en Montevideo, que en ese entonces era una fiesta cultural.
Fundó la revista de cultura Apex, con Carlos Maggi y otros artistas e intelectuales uruguayos. En ella participaron Joaquín Torres García, Juan Carlos Onetti, Juana de Ibarbouru, Julio María Sanguinetti y Marta Canessa, trabando asimismo una estrecha amistad con Jorge Oteiza, que llegó a prologarle su exposición en el Centro de Artes y Letras.
En Buenos Aires (Argentina), donde vivió entre 1948 y 1957, fue muy amigo de Lucio Fontana quien tuvo mucha influencia en su obra, así como otros gallegos exiliados por la guerra civil española como Rafael Dieste y Luis Seoane.
Nóvoa tenía una personalidad vital de contagiosa cordialidad, de buen humor (hablaba con filosa ironía acerca de colegas y críticos) algo que trasmitió en sus caricaturas.
Vivía en el taller del viejo mercado, un lugar de encuentro y un pretexto para saborear sus cualidades de cocinero.
Los primeros trabajos se identificaron con el expresionismo picassiano y la síntesis figurativa de Luis Seoane.
Sus dibujos, pinturas y murales, así como las pirografías (maderas quemadas y pintadas) rescatan su impulso creador. Refiere a paisajes de sus recuerdos de Galicia en obras abstractas, sin recrear escenarios ni anécdotas, con referencias del expresionismo abstracto y el informalismo, aunque no se corresponde con ningún movimiento. Compone con formas impersonales, ritmos enfrentados y gran presencia matérica, descrito por Raúl Zaffaroni en el prefacio de una exposición de 1964 como "pintura urgente".
Entre sus obras se destacan el mural de 600 metros cuadrados del Estadio del Club Atlético Cerro de Montevideo (1962-1964) y el de la Cantera del Parque de Santa Margarita en La Coruña (España), así como el mural y las esculturas realizadas en 1964 en Termas del Arapey (Salto, Uruguay).
En 1965, el artista se traslada a París (Francia), donde trabaja intensamente durante los siguientes años, aunque simultaneando esta residencia con largas temporadas en Armenteira (Pontevedra, España).
Internacionalmente reconocido, expuso en galerías de Buenos Aires (Argentina), Nueva York (EE.UU.), Punta del Este (Uruguay), Montevideo (Uruguay), Dublín (Irlanda), Madrid (España), Italia, Bélgica, París (Francia), Lima (Perú), Bogotá (Colombia) y Quito (Ecuador), entre otras, asi como en varias ciudades gallegas. En la capital francesa entraría en contacto con intelectuales como Julio Cortazar.
Junto con Seoane y Colmeiro, entre otros, Leopoldo Nóvoa está considerado uno de los representantes de la pintura gallega de la emigración.
Su obra mereció varios reconocimientos, como ser Medalla Castelao (1993), Premio Ciudad de Pontevedra (1997), Premio Crítica Galicia (2002).
Leopoldo Nóvoa fallece el 23 de febrero de 2012 en París (Francia), a sus 91 años, en olor de genialidad.