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Cola, Dante
Nació en San José (Uruguay) el 29 de diciembre de 1914
Estudió con Dumas Oroño y Uruguay Alpuy.
Ha realizado diferentes exposiciones en el País y sus obras se exhiben en Venezuela, EEUU, Canadá, España, Francia, Argentina, etc.
Obtuvo premios del Banco Hipotecario y Ministerio de Instrucción Pública.
Falleció en la ciudad de San José en el mes de noviembre del 2004 a los 89 años de edad.
Falleció el pintor maragato Dante Cola
En la madrugada del jueves pasado murió el pintor Dante Cola, también carpintero y publicista, el esposo de María, su compañera, a la que adoraba como a su pintura. Uno de los seres humanos de San José que San José más amaba, uno de los que más admiró y admira.
Tenía ahora 89 años y pintó sin descanso inclusive hasta el pasado 1º de noviembre, día en que le dio una hemiplejia que determinó su muerte. Consecuente militante desde la fundación del Partido Comunista, alcanzó a vivir trabajando hasta un día después de que la izquierda alcanzara el gobierno uruguayo. Más allá de las fronteras departamentales, era uno de los artistas vivos más respetados en el Uruguay. Con su muerte, quedará su obra. A su taller, ubicado entre las calles Ansina y Figueroa, acudían extranjeros que recorrían también los estudios de Nantes, Romero y Riguetti, en busca de las enormes obras de estos gigantes artistas nuestros, que viven a pocas cuadras uno de los otros.
Dante Cola era también un colaborador de la gente humilde. Varios de sus cuadros eran donados para que luego se sortearan a beneficio del hospital público y otras instituciones de este tipo.
“Yo en la vida he hecho de todo, fui carpintero, trabajé en publicidad con Lalane y recién hace veinte años, más o menos, que puedo vivir de lo que pinto”, decía en una entrevista realizada por “San José Hoy” en el año 2001. Sus primeras pinturas tienen más de medio siglo. Dante Cola se inició en este arte a la vez que se fundaba el Museo Departamental de San José. Incursionó en la plástica de la mano de su profesor Dumas Oroño; luego continuó estudiando con Julio Uruguay Alpuig. “Si los cuadros no están concebidos de manera sencilla, con el aporte de lo que uno tiene adentro, no tienen razón de ser”, decía también, en aquella entrevista.
Paisajes, marinas, naturalezas muertas. “Casi siempre pinto eso (…)”. Utilizaba colores pasteles, nunca fuertes. “Yo no dejo el cuadro hasta que no me deje conforme y lo peleo hasta que sale como yo quiero”.
Dante también dijo: “Cada cuadro lleva mi alma adentro, si no, no sirve”. *
MARIANA RABINOVICH, La Red, San José (Uruguay)
"Un intenso paisajista" por Eduardo Vernazza
Desde hacía tiempo Dante Cola, muy destacado por sus trabajos presentados en Salones del Interior, no aportaba una muestra de categoría. Sus telas, que se exhiben en Colonia 1005, denotan ya al pintor suelto en su expresión. Una expresión pictórica muy atinente a la interpretación su adelanto plástico y su don de segura vertiente cromática. Un colorido que agrisa con marcada intención, y que en un superficial “fostis” hace que sintamos la sensación de fuga y la penetración de un tono en otro.
Rica materia, empastada y tomando aquello que el pintor necesita del motivo, para desarrollar su búsqueda fuera de las fronteras cerradas a la copia. Dante Cola precisa su posición con un ejecutar sólido y ágil al mismo tiempo. Con claro sentido de la luz, sin que esta requiera una solicitud impresionista, sino que se inclina por la sensible captación de su tema, dentro de la tesitura naturalista que el promueve con indudable jerarquía. Los ocres y grises son la suerte del matiz en su trazo. Un trazo amplio que sin llegar a ser rudo, convence en su fuerte y decisiva puesta. Al partir de la base del tema, Dante Cola proporciona al público una comprensible como sugestiva forma de captar de inmediato la verdad de su pintura. Fuera de ello, los valores que encierran sus dotes plásticas, se agregan para completar una personalidad que poco a poco ha llegado a la concreción de virtudes esenciales para un pintor.
Una de las más descollantes riquezas de su técnica, es la que le permite dar una fuerte impresión armónica y densamente tonal. Los ocres y los verdes secos, muy justamente ubicados, son los tonos que dan movimiento básico a sus cuadros. Los blancos sobriamente tratados, ofrecen la más nítida aplicación, sin brillar notoriamente claros sino matizados en la medida que los grises alientan su hermandad.
Una exposición de un artista joven, que va superando con severa disciplina, sin ensayar a cambio juegos fatuos de una moderna como desviada búsqueda de originalidades vanas.
Exitosa incursión capitalina de Dante Cola (Los Principios, San José 4 de setiembre de 1976).
Con todo éxito acaba de clausurarse en la Librería Colonial de la Capital, una muestra pictórica de nuestro coterráneo, Dante Cola. No es la primera vez que el plástico josefino hace sus exposiciones en el exigente medio capitalino, pero de todas maneras creímos conveniente dialogar con el pintor, para que brindara detalles salientes acerca del evento, que como se sabe acaparó elogios importantes de la crítica especializada.
Fueron 17 óleos expuestos por Cola, sobre el tema Paisaje y Marina, de los que 7 fueron vendidos, en valores muy satisfactorios en cuanto a seguir alentando este tipo de muestras, por parte del artista maragato.
DENTRO DE LA MISMA LINEA.
Consultado sobre las características definitorias de esta muestra, Cola expresó: Creo que se inscribe en la línea de las últimas realizadas por mí, en nuestro medio, que como se sabe se llevaron a cabo en los salones del Instituto Histórico Cultural y Museo Departamental. La temática fue elegida por los responsables de la muestra, quienes creo quedaron conformes también con la asistencia de público que existió durante todos los días de la exposición.
Con referencia a esto último, señalo Cola, tengo que destacar que junto al público montevideano hubo mucha gente de San José, lo que me llenó indudablemente de satisfacción. Hubo incluso una delegación del Museo, constantes pilares de la difusión cultural en San José, que tuvieron la gentileza de visitar la muestra.
El día de la inauguración, hubo más de un centenar de personal entre las que pude recoger comentarios muy favorables, a los trabajos presentados.
EL PLASTICO DEL INTERIOR Y SU VALORACION
Es evidente que la presentación de los óleos de Cola en la Librería Colonial, está hablando de una manera diferente de valorar al plástico del interior, por parte de la capital. Dante Cola coincide en este sentido con nosotros agregando:
No soy el primero en este sentido ya que son muchos los pintores de tierra adentro que últimamente han expuesto en Montevideo. Hay una cosa en este estilo que es necesario valorar y es el incentivo que significa para uno, hacer la incursión en un mercado en el que tiene aceptación nuestro trabajo. Pensamos que de esa manera se está dando un acicate a la producción ya que solo podemos realizar el trabajo en forma satisfactoria con todos los elementos necesarios para ello, cuando disponemos de los medios que lo posibiliten.
¿Significa ello que Dante Cola esta ya pensando en una nueva muestra a nivel de Montevideo?
No tanto, dice Cola, si puedo adelantarle que hay gestiones por parte de los residentes maragatos para realizar una Exposición conjunta de pintores locales, en la que gustosamente intervendría si llegara el momento.
Existe de parte de Cola un agradecimiento grande hacia todos lo que de una u otra manera posibilitaron su Exposición en Montevideo.
Desde los que estuvieron presentes, dice, hasta los que se paran por la calle para felicitarme quiero que llegue a todos mi reconocimiento. De manera muy especial hacia los dueños de Librería Colonial lo que valorando el esfuerzo que significa ello, han puesto lo mejor de sí para esta culminación feliz de la empresa.
LOS PRINCIPIOS, en reiteradas oportunidades, se ha referido a la obra de éste plástico josefino, porque considera que Dante Cola es uno de los exponentes más fieles de lo que significa la cultura departamental y es por eso que cree ver una reafirmación de lo que tantas veces hemos expresado al referirnos a este nuevo éxito ahora en el exigente medio capitalino.
La palabra de Cola, los comentarios que directamente hemos recogido, hablan a las claras de que San José sigue manteniendo un lugar de privilegio dentro de la realidad artística nacional, a través de representantes como el que nos ocupa y que indudablemente habla muy bien de las dotes de este creador.
"Los sensibles paisajes del pintor" por Eduardo Vernazza.
Dante Cola realiza una muestra en la Librería Colonial. Exhibe una serie de 17 óleos de paisajes. En ellos vuelca una emotiva sensación impresionista con caídas hacia la búsqueda sincera y directa de una paleta sensible y clara, pero que amortigua con el tono y los blancos. La motivación está latente en sus seguros trazos de pincel, espontaneo, pero con encimadas vivencias que destacan la riqueza de algunas transparencias bien tratadas. Al margen de ello, Cola va enlazando una bella factura bien adosada para el carácter del paisaje. Eso se refleja con la intuición del pintor para encontrar la fuerte realidad que va estableciéndose en los árboles, en el torrente, en el horno de ladrillo, el bosque, el berral, muelle pesquero y otros temas.
Una pintura mate, sin brillos y sin elaboración técnica más allá de lo que necesita el autor para interpretar la belleza de los rincones, embarcaderos, varaderos y puentes, que son también otros motivos que gusta pintar.
Todo ello con una aparente facilidad de trazo, de mancha, de encuentro en la composición del color y en los elementos que conforman el cuadro.
“Dante Cola y el Paisaje”, por Eduardo Vernazza.
El pintor Dante Cola expone en el Centro de Viajantes del Uruguay.
El paisaje los puertos vistos a través de objetiva observación tienen, cuando la sensibilidad aflora un tinte de romanticismo muy especial Se apodera de quien siente su belleza, sus horas, sus distintos estados que se van sumando a la vigencia pictórica que siempre gusta.
Porque la naturaleza por fiel interpretación del artista en este caso el pintor Dante Cola deja ver sus cambios aparentes, bajo la mirada transparente que sabe de tonalidades y de veladas imágenes.
Dos categorías de pintores existen respecto a la búsqueda dentro de lo llamado representativo. Aquellos que como Cola, emergen del paisaje mismo, de su luz y de su lugar, y subsiste dentro de una conformación estable en cuanto a sentimientos volcados en esa serie de emociones. Y los que más experimentales, tratan la pintura por medio de un estudio relativo a su estructura, composición neta e interpretación concreta de otros lineamientos plásticos que escapan a lo referente en este caso.
Dante Cola es un pintor un poco poeta. Que siente el campo, y lo pinta de nostalgia o de vivo interés visual y sentimental.
Y posee sus medios para realizar su sueño de artista, llevar a cabo en el lienzo esa belleza que modestamente va escalando nuevas y más concisas riquezas de paleta, apropiadas a una manera suya y determinante de lo que se realiza con honesto encuentro.
Es un pintor equilibrado. Sin fugas hacia otros derroteros que ni sean los conquistados que, de acuerdo a su humildad, va desgranando en otras virtudes que aparecen frescas y limpias, más sueltas a través de esa subjetividad que todo paisaje sentido posee. Una ruta feliz, que sigue sin evadirse de lo comprometido consigo mismo, su lucha por lograr la realidad el paisaje.
La envoltura, la atmosfera, va hilando poco a poco en su hacer. Y resuelve con nítida prestancia, elementos que fueron difíciles anteriormente y que hoy brotan con certeras anotaciones y soluciones bien concebidas. Otras quedan a mitad de camino.
Dentro de tal forma de expresión, varían según la luz, las distintas armonías. Pero no dejan de serlo en el don que emerge de la pintura sencilla, hija del estudio y de la observación, de todo aquello que el pintor paisajista supo desentrañar trabajando, como parece hacerlo Dante Cola, con entusiasmo y veracidad, así como con respeto por lo que entiende su contemplativa misión ante la naturaleza.
Posiblemente su pintura se está llevando a cabo en un margen de pincelada más levantada, de menos concentración. Por lo tanto, sufre por el momento, y en algunos cuadros la pérdida del dibujo o mejor de la estructura, ya que el trazo siendo más ágil, depara un mayor sentido de lo constructivo. Pero Cola ya lo hemos resaltado, es un pintor emocional. Y como tal, habrá que esperar ese momento especial en que convergen las cualidades para integrarse totalmente.
"Paisajes y puertos" Exposición 1ro. de diciembre 1977 Diario El Día.
Hoy se inaugura a las 19hs. en el Salón de Actos de Diario El Día, una muestra del artista oriundo de San José, Dante Cola.
El pintor que maneja la naturaleza dentro de una etapa impresionista, se recuesta asimismo en una dosis personal bien definida en cuanto a una especie de romanticismo sensible, que se advierte en sus esfumaturas a pincel y en trazo.
Sin recurrir a aspectos efectistas, su pintura radica una bella conformación específica del paisaje y los pequeños embarcaderos y puertos. El color reflejo sale de su paleta con jugosos tonos, y el hacer cauteloso que busca en las estructuras, se manifiesta con buenas perspectivas y mejor dotadas imágenes arquitectónicas.
Pero Dante Cola nunca deja de ser un pintor a la vista de sus numerosos motivos. Las distintas dimensiones encuentran ricos elementos para explayarse a sus anchas.
Es indudable que el paisaje es el punto más importante de su arte. Que en los lugares en que la belleza es parte integrante de su espíritu, ya que consustanciarse con esta virtud interpretativa, es cuando el cuadro adquiere su mayor dimensión poética.
Porque la poesía del lugar es una base para que el pintor desarrolle toda la gama de recursos que aprisiona en sus luminosos relieves de blancos, en sus barcas asidas en grupos, formando la masa de color que se imposta en las aguas quietas de remanso naturalista.
Las flores también se reflejan en el estilo que ha sabido imprimir Cola en sus telas. Bien calibradas en sus formas, no dejan de mantener la constante fineza de ese ambular en el pincel, que al terminar deja los perfiles escapados en la atmosfera de las transparencias.
Una gama a medio tono es la característica de Dante Cola. Sin influencias marcadas, lleva esta toma con una esencia de humilde y viva esencia.
Y el ocre, y la armonía sin rigores exaltados, van transcendiendo a la vista, dejando una aureola tal vez de soledad pero con el signo de un pintor que se encuentra a sí mismo.