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Kliche, Rodolfo
Practica el dibujo y la pintura desde temprana edad. Entre los años 1954 y 1968 expone óleos, acuarelas y tintas gráficas, en las ciudades de San Pablo (Brasil), Caracas (Venezuela) y New York (USA). Vinculado a las artes gráficas ocupa la presidencia de la Cámara de Industriales gráficos durante los años 1964 a 1968 (Uruguay).
Incursiona en el afiche y obtiene el 2º Premio en la Campaña Nacional Contra el Analfabetismo (Uruguay).
Ha realizado numerosos viajes por América, USA, Europa, Asia y Polinesia, frecuentando museos y talleres de destacados acuarelistas. Realizó trabajos de investigación y práctica acerca de la acuarela, especialmente en Inglaterra e Italia.
Luego de abandonar la práctica del óleo cultiva el género de la acuarela de manera ininterrumpida desde la década del 50, ciñéndose a sus máximas exigencias de pureza. Rechaza el empleo de restregados, raspados y el uso de pigmento blanco con el objeto de obtener efectos de luz, todo lo cual es incompatible con su estilo. Ejecuta sus obras previo rápidos bocetos tomados del natural.
Es recién a partir de 1975 que expone en el Uruguay alternando con muestras individuales, organizadas en diversos países. Simultáneamente inicia sus envíos a los salones nacionales en los que obtiene varias distinciones. En 1986 interrumpe estos envíos luego de cumplidos sus propósitos de exponer durante 10 años en el Uruguay, su país de origen. Participó en "Workshops" en la Costa del Pacífico (California, USA).
Desde 1987 colabora en la obra social de la Asociación Uruguaya de Aldeas Infantiles S.O.S., autorizando la reproducción de sus acuarelas en las tarjetas navideñas con fines benéficos.
Premios y Distinciones:
1968- Premio Adquisición, Intendencia Municipal de Montevideo (Uruguay).
1977- Premio en la XXV Salón Municipal de Artes Plásticas (Uruguay).
1980- Adquisición para la Presidencia de México (México).
1981- Premio XLV Salón Nacional de Artes Plásticas.
1982- Carátula de la Revista Imágenes Nº 28 (Uruguay).
1982- Premio en el XXX Salón Municipal de Artes Plásticas (Uruguay).
1982- Diploma de la Fundación Martín Reisch -Aporte a la plástica- (Uruguay).
1982- Invitado a exponer en la ciudad de Florencia (Italia).
1983- Premio "Master Art" Buenos Aires (Argentina).
1983- Diploma de la Asociación Cultural Oriental "Mérito 83" en acuarela (Uruguay).
1983- Jurado del Concurso Continental de dibujos organizado por el Citibank (Uruguay).
1984- Carátula de la revista Citibank de circulación continental, Edición Argentina.
1984- Invitado a exponer en la Universidad y en el Museo de Arte Moderno de la ciudad de Pretoria (Sudáfrica).
1984- Seleccionado para el Concurso de Pintura en homenaje a los Reyes de España (España).
1984- Seleccionado para el Concurso de Pintura en el Deporte (Argentina).
1984- Invitado a exponer en la ciudad de Santiago de Chile (Chile).
1984- Mención de Honor Artistas Extranjeros "King´s Village Waikiki" (Hawai).
1985- Premio I Salón Nacional de Soriano (Uruguay).
1985- Diploma III Jornada Sociedad de Medicina y Cirugía de la Mano del Uruguay.
1985- Invitado a inaugurar la sede del Citibank (Punta del Este, Uruguay).
1985- Adquisición de portafolio con 20 acuarelas con temas de Uruguay, con destino a centros culturales "Pier 39" San Francisco (USA).
1986- Invitado a exponer en la ciudad de Tokio (Japón).
1986- "Año Internacional de la Paz" -Ilustración 5º Aniversario Diario "Ultimas Noticas".
1986- Invitado a exponer (2ª Muestra) en Connaught Place, New Delhi (India).
1986- Integra Audiovisual "Barrio Reus al Sur" (Uruguay).
1990- Medalla de Oro participación ilustración poesías Big Sur, California (USA).
1991- Reproducción de sus acuarelas desde 1987 en las tarjetas anuales de Aldeas Infantiles S.O.S.
1993- Exposición itinerante en USA con el patrocinio de Kelly Media Associate Inc. New York (USA).
Falleció en la ciudad de Montevideo, el 25 de agosto de 2007.
"Rodolfo Kliche", Diario "El País" (Uruguay, 1979).
“El rasgo más característico de este receptivo artista, está representado por el gran respeto con que interpreta las rigurosas exigencias de la acuarela, la que nos llega –de esta manera- con su máxima expresión de pureza.
La actitud temperamental, algo arraigado y congénito en Kliche, determina su persistencia por descubrir la atmósfera y el alma de las cosas mucho más allá de su natural belleza. El resultado, no es un minucioso registro de ellas sino la captación de la luz que las envuelve que se convierte así, en el principal protagonista del cuadro”.
"Rodolfo Kliche en Portón de San Pedro", Diario El País (Uruguay).
Cultiva desde hace cinco lustros la disciplina de la acuarela. Tal continuidad ha llevado a Rodolfo Kliche a ejercer un laudable dominio del dibujo y del color. Y así lo demostró en su reciente muestra efectuada en Galería “El Portón de San Pedro” donde el acuarelista demuestra un sutil manejo del agua y del pincel. Y sobre esa dedicación habló a “EL PAÍS DE LOS DOMINGOS”.
Se ha dicho que el buen acuarelista debe poseer, ante todo, gran dominio del dibujo ya que su técnica no admite correcciones ni en los trazos ni en la aplicación del color. Y el lenguaje de pureza pictórica aparece en cada una de las obras de Rodolfo Kliche: en sus callejones de Bahía; en sus estudios de color y de luz que hace que algunas zonas de Colonia, en sus rincones urbanos de Montevideo, donde imprime una aureola parisina moco cuando capta, por ejemplo, una imagen lluviosa de la Plaza Zabala, donde asoma la sensibilidad plena de un hombre dedicado a los pinceles y a las tintas aguadas. Es por eso que no duda un instante Rodolfo Kliché en admitir:
- Cuando se me pregunta desde cuando pinto mi pensamiento vuela al pasado y me veo en un banco de escuela haciendo dibujos coloreados, que luego serían presentados para mejor lucimiento de la clase al finalizar los cursos. Mi vocación se manifestó tempranamente y de manera tan imperativa que toda mi existencia estuvo signada por el manejo de los lápices, pinceles y colores. Siempre encaré la pintura vocacionalmente. No me guiaba ningún propósito de realizar exposiciones, ni comercializar la obra sobre todo en nuestro medio, en función de haber desempeñado cargos de responsabilidad en mi actividad privada que, de alguna manera, hubiera interferido en mi quehacer diario. Eso no fue obstáculo para que calladamente, pintara y, atendiendo reclamos del exterior expusiera fuera de mi país. Lo hice en Brasil, en Venezuela, y en Estados Unidos. Dalí ha dicho: “Para mi pintar, es como bailar”. Y para mi, pintar es una fiesta. Porque pintar es tan gratificante para mi que cuando he recibido algún premio lo aprecio en toda su significación, pero con la convicción de que me llega por añadidura. Porque el auténtico premio ya lo he obtenido al volcarme enteramente en la pintura.
Deudor de la naturaleza y de la cultura
Aunque se confiesa autodidacta, Rodolfo Kliche aclara:
- Soy autodidacta con las debidas limitaciones que el término encierra. Me considero agradecido deudor y beneficiario del magisterio de la naturaleza, que sólo exige ser atento observador, extraer conclusiones y no olvidarlas. También soy deudor y beneficiario del entorno cultural, de los libros, de la familia, de los viajes y de la propia vida. Y -¿por qué no decirlo?- de los grandes maestros el pasado y del presente a quienes me acerco con avidez de conocimiento y eclectismo, tomando de lo bueno lo mejor pero siempre respetando mi propia personalidad. Desde muy temprano vislumbré el mayor espectro del academismo universalista y como soy independiente por naturaleza no quería encasillarme con la doctrina dirigista de un profesor. Es por eso que pinto cuando estoy inspirado y me inspiro cuando estoy pintando. Es decir: pinto permanentemente y dedico bastante tiempo a planificar mentalmente la obra, más aún desde el momento que elegí la acuarela, género que actualmente cultivo. Aunque cultivo la acuarela hace casi 25 años, una disciplina que alterné con el óleo, la elección de la acuarela fue hecha cuando descubrí que ella respondía a mi temperamento. Y ya, desde su inicio, ejerció tal fascinación, que me sentí atrapado para siempre.
Con primigenios elementos
Su persistencia en la disciplina de la acuarela se explica cuando Rodolfo Kliche dice:
- Considero que la acuarela cuando se cumple “da capo a fine” con la ritualidad de las exigencias del género es, dentro de la pintura, el exponente más noble en virtud de que a través de los siglos ha mantenido inalterados los primigenios elementos esenciales que la componen: agua y pigmento. Este hecho si bien confiere título de honor a ésta fascinante disciplina, es causa a la vez de dificultades a vencer para el artista. Encontré que estás dificultades representaban un desafío en todos los frentes que acepté porque implícitamente era un incentivo para mi modalidad perfeccionista. Se ha dicho que es un lenguaje difícil. Y si nos ceñimos estrictamente a lo que debe ser una acuarela pura, debo responder que es un lenguaje dificil. Aún, a los grandes maestros con total dominio del género, la acuarela siempre les deparó sorpresas. ¿Por qué? Aparte del dominio el dibujo que estará subyacente pero sólido, está la aplicación del color que debe responder a un esquema muy bien elaborado previamente por cuanto aquí tampoco caben las correcciones. Además, las dificultades que existen en toda pintura cuando se trata de ubicar el tono en su debido plano, en la acuarela se ven aumentadas por el vehículo usado: el agua. La relación entre el caudal de agua y la porción de pigmento que el pincel recoge, es lo que adecuará el tono necesario. Esto no es nada fácil si no se posee dominio del medio, producto de una larga práctica, pero aún con experiencia el acuarelista estará siempre ante una dificultad potencial, que, inclusive, se presenta desde la primera pincelada cuando el color, aún húmedo, resplandece por efecto del agua y pierde parte de su expresión al secarse provocando desarmonía en la justeza del tono. Buena parte del éxito de la ejecución de la obra consiste en mantener en constante equilibrio las distintas graduaciones del color. Esta justeza del tono –factor fundamental de la pintura- determinará que podamos apreciar “el recorrido lógico de la luz –como decía Carriere- o, dicho de otro modo, la ubicación adecuada del tono adecuado define la buena pintura.
Cuando se le pregunta a Rodolfo Kliche cuál ha sido la respuesta del público a su obra, reconoce:
La receptividad del público ha sido muy favorable. Mis acuarelas responden a un imperativo vocacional que se me impone y eso coincide afortunadamente con la aceptación por parte de un público muy receptivo. En cuanto a la crítica, también es favorable y ella viene a ratificar la autocrítica a la que previamente someto mi obra porque soy de los que pinta mucho, rompe mucho y muestra poco. Al igual que los chinos, pienso que “el pincel es como el caballo salvaje, orgulloso y altanero, que hay que domar con paciencia y seguridad”.
"Kliche: siempre un poeta de gran estilo", Diario "La Mañana" (Uruguay, 1982).
La nota sobresaliente de la obra de Kliche es su esfuerzo por captar la secreta esencia de las cosas y su evasión a los silencios de la naturaleza. El ojo del espectador se siente así totalmente convencido.
Logra el canto arrollador y aún sereno de la pasión; la evocación enternecida por el pensamiento de un pasado colmado; la atmósfera que se disuelve en el aire saturado de ternura y poesía... un aire evaporado. Es que en este fino cultor del género, todo es auténticamente vocacional y sus sueños lo llevan a transitar el límite impreciso entre la realidad y la ilusión, con el justo lirismo y enfoque de quien se encuentra en plena madurez y apogeo artístico. Es siempre un poeta de gran estilo; de los que quieren soñar y saben soñar. Su inspiración nace de su propio trabajo y éste está enmarcado dentro de las máximas exigencias que el difícil género de la acuarela encierra cuando ha de ejecutarse en clave de extrema pureza. la silenciosa gracia de sus pinceladas, plenas de delicados matices, son buen ejemplo y exponente de los que Jean-Pierre Richard denominó "Conocimiento y ternura". Maneja el pincel "scherzando", tal es la alegría por su arte.
Con gran dominio de la técnica y una aguada que se destaca por su transparencia y diafanidad, este artista sensible y rico emocionalmente trasciende el ámbito habitual del género y ubica dignamente sus trabajos en el plano de elevada jerarquía que lo hacen acreedor al sitial que hoy ocupa.
Principales opiniones:
"Difícil será superar las refinadas acuarelas de Kliche, por su exquisita sensibilidad y depurada técnica. El artista está inserto en su obra y su obra lo define con elocuencia".
Lic. en Arte María de los Angeles Urrutia Montero, Lisboa.
"Cuando la acuarela se transfigura en historia. Rodolfo Kliche un artista que hace época. Su logro técnico es más impresionante es la total transparencia de la acuarela y el magistral dominio de la mancha".
Abel Techera, "El Diario Español".
"En el caso de Rodolfo Kliche se dan todos los secretos de la técnica ussados para crear obras de luminosa y transparente diafanidad, en las que el pigmento es puesto con seguras pinceladas y no usa de ningún efectismo..."
Roberto de Espada, Diario "El Día".
"Kliche, un artista que interpreta la técnica tradicinal de la aguada y tiene la gracia de saber interrumpir el lavado para insinuar..."
Eduardo Vernazza, Diario "El Día".
"Rodolfo Kliche works at the highest level of utter exigency and sensitiveness. A wonder of light and color in his works creates the atmosphere of spiritual transcendence".
John W. Church - Set Designer.
"Estamos ante la producción de un sutil y sensible intérprete de la naturaleza y de los tonos... Gustosamente se somete al rigor acuarelístico utilizándolo inteligentemente en la creación de continuos juegos de contrastes luminosos..."
Lic. en Historia del Arte María Jesús García Puig, Universidad de Barcelona, Centro de Exposiciones IMM 1983.
"Merveilleux! Avec Rodolfo Kliche l´art s´est vu renaitre. A l´avant garde rebelle d´aujourd´hui, son oeuvre, diaphane et sereine, nous réconcilie avec la vie".
Jean-Claude Berthier - Collectionneur de Peintures.
"La acuarela de Kliche", fragmento del Libro "Trece Pintores Uruguayos" (Edición 1980).
“La técnica tradicional del aguado tratada por Kliche con singular solvencia insinuando formas, espacios con elegante soltura; todas encuadradas dentro de una nota poética que cae dulcemente e las aguas de la simpatía. Kliche es un espíritu sensible, culturalmente formado en las décadas de un liberalismo habitante en las laderas del Parnaso. El paisaje, la sutileza femenina y las calles de Montevideo y Bahía se juegan allí las esencias de pequeños espacios de luces y sombras, colores y tonos con una transparente riqueza en el conjunto que sólo logra la acuarela”.
"Conceptos sobre la acuarela", por Dra. Beca Baddouh "Imágenes" (Uruguay, 1978).
“La acuarela interpreta la fuerza musical del color y deja generalmente de lado el trazado vigoroso de la línea. Aún en la terminación del trabajo conserva esa impresión de levedad, de cosa inacabada pero que comunica valores sensoriales. Poco transitada por la sordidez, es como una sonrisa, una lágrima. Serena, trasunta un silencio que vibra como la luz, una ingenua alegría, una tierna nostalgia..."
"Kliche", Diario "El Día" (Uruguay, 1978).
“De esencia pura en lo que respecta a la íntima sensación que exige esta técnica, sus paisajes y calles, sus edificios en sombras y luces, son un ejemplo de tesón y del logro que se amalgaman par llegar a concretar una fina y transparente riqueza en el lenguaje que sólo admite y registra la acuarela.
Dentro de la estricta rigurosidad a que somete su trajo, la simplicidad aflora como cómputo a su favor, que complementa toda sus otras virtudes, que son al cabo, las que conjuga un artista con el lenguaje de su personalidad”.
"La difícil acuarela", del ciclo pedagógico de la Dra. Beca Baddouh.
La acuarela se define por su absoluta transparencia y diafanidad del color aplicado sutilmente -sin atormentarlo-, sobre el blanco del papel, dejando de lado todo artificio de recurso efectista. Es entonces cuando, sometida al máximo rigor de pureza, se logran los más bellos trabajos. Se muestra recatada, intimista, con evanescentes reflejos e iridiscencias que permiten degustarla de cerca y apreciar el gesto de una pincelada y de sus límpidas aguadas que llenas de sugerencias componen una sinfonía de evocación y ternura.
Fácil es comprender que la acuarela es una disciplina de minorías que nunca será popular, pues la aristocracia espiritual del artista que la practica no parece señalarla para tal acontecimiento público y universal.
La acuarela interpreta la fuerza musical del color y deja generalmente de lado el trazado vigorozo de la línea. Rica en luz, las oposiciones combinadas logran los delicados matices del misterio y de lo real, sin caer en exagerado naturalismo falto de poesía. Aún en la terminación del trabajo conserva esa expresión de levedad, de cosa inacabada, pero que comunica valores sensoriales.
Poco transitada por la sordidez, es como una sonrisa, una lágrima. Serena, logra la magia misteriosa del tiempo detenido y trasunta un silencio que vibra como la luz, una ingenua alegría, una tierna nostalgia..."
"Rodolfo Kliche: Desde una sensación vital y emotiva", por Juan Pedro Carbajal.
La técnica tradicional del aguado tratado por R. Kliche con singular solvencia; insinuando formas, espacios, con elegante soltura, todas encuadradas dentro de una nota poética que cae dulcemente en las aguas de la simpatía.
R. Kliche es un espíritu sensible, culturalmente formado en las décadas de un liberalismo habitante de las laderas del Parnaso: el paisaje, la sutileza femenina y las calles de Montevideo y de Bahía; se juegan allí las esencias de pequeños espacios de luces y sombras, colores y tonos con una transparente riqueza en el conjunto que sólo logra la acuarela.
Las distintas “Maternidades”, su policromía, el hallazgo de los volúmenes en base al ritmo, elevan las acuarelas de R. Kliche por sus notables presencias técnicas. Es que en la acuarela el acto emotivo no basta. En R. Kliche como en todo artista significativo el impulso creador se equilibra con un estilo individual que no es producto de la improvisación y que hace el pintor uno de los artistas uruguayos principales en el género: “dentro de la estricta rigurosidad a que se somete su trabajo, la simplicidad aflora como cómputo a su favor –ha escrito E. Vernazza en el diario “El Día”- que son al cabo, las que conjuga un artista con el lenguaje de su personalidad”.
“Porque me entusiasmo ante los hechos simples de la naturaleza o de la vida cotidiana, como el olor de la lluvia, el silencio de una pequeña Iglesia, el vuelo de las palomas en plazas” expresa R. Kliche para justificar tales presencias en sus acuarelas. Y así se resalta la dignidad de su obra, su alta sabiduría y la madurez incuestionable de sus soluciones.
El particular estilo de Rodolfo Kliche, la intensa actividad que desarrolla su forma de rescatar circunstancias y personajes de una memoria que parece ocupar el centro de su producción y que enriquece la tarea del pintor más allá de lo aparente y espectacular.
Juan Pedro Carvajal
Revista de Arte y Literatura “Imágenes 1980” – “Trece pintores uruguayos”
Tomo VI – Folio 214 (año 1980)
“Pablo González en el Portón de San Pedro”, por Eduardo Vernazza (El Día, 5 de setiembre de 1982).
Es uno de los discípulos del Taller Ribeiro, con las características que trae la pintura que enseñaba el maestro Torres García en su faceta naturalista.
El pintor toma los acentos de la pincelada bien puestas en el paisaje y playa. Y sino en todos los cuadros alienta la misma dosis de acierto, no por ello deja de interesar en gran parte las finas tonalidades y el seguro hacer del color.
Este se maneja en la tonalidad. Dentro de tales facetas, la serena visión es la que predomina lejos de otras muestras de agitación temperamental que no están en la personalidad del pintor.
Ajusta sus tonos con cortos trazos. Es la toma interpretativa de la naturaleza que crea un aspecto variable en los verdes secos y en las cálidas arenas.
Un paisaje marino con base en rosas es una de sus piezas mejor logradas. Es una tela de la que encuentran otro rumbo, menos cerrado al taller y más amplio para lo que el pintor parecería puede aportar.
Una buena muestra dentro de su sencilla y valiosa presencia pictórica.
“Kliche: La Acuarela Como Expresión Sensible al Color”, por Eduardo Vernazza (El Día 28 de noviembre de 1981).
La acuarela es una técnica delicada con una tarea que exige cuidado y seguridad en el aguado, que no puede tolerar, cuando se realiza como lo hace Kliche en su oficio tradicional, respondiendo a los llamados de la naturaleza en sus diversos panoramas y rincones elegidos con buena disposición.
Aparte de ello, justifica Kliche su entrada en una muestra total. Porque es en este panorama que se aprecia su feliz tratado de los planos y el más responsable del lavado. No es precisamente un pintor que funde los colores, sino que cada uno posee un cometido, y debe hermanarse para armonizar justamente en la calidez o en el frio de un contraste.
Una de sus calles mantiene ese contraste. Y su efecto es bien notado en la oposición de su tonalidad ambientada al motivo.
Bien dotado para la acuarela, Kliche va dejando el hacer a ciertos avances de espontanea realidad, y también al resultado de cielos un poco recordando a los ingleses, maestros en la acuarela.
También intenta el “desnudo” con digna realidad, que sabe manchar aguados buscando las transparencias, verdadera misión de la acuarela en su más espiritual vivencia plástica.
Es una muestra que trasunta alegre visión objetiva. Los lugares esbozados encuentran el lenguaje propio a través de su significado pictórico. Una sencilla aportación hacia un género casi olvidado. Que no posee aliciente como en otros tiempos, en que se realizaba un salón de Dibujo, Grabado y acuarela, estimulando oficialmente la dedicación al género.
Esta exposición de Kliche, nos da una realidad del medio, pero también, la personalidad de quien se ocupa a nivel total de su sensible riqueza colorista. La misma se expone en el “Portón de San Pedro”.