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Castells Capurro, Enrique
Enrique Castells Capurro nace en Montevideo el 9 de marzo de 1913.
Dice el historiador Ricardo Goldaracena que “...como los Brueghel o los Van Eyck, pintores por la gracia de Dios, un viejo linaje montevideano ha dado al país a lo largo de más de cien años, varias generaciones de pintores.
Los Castells, familia de antigua alcurnia catalana han impuesto definitivamente aquí su nombre como sinónimo de una temática gauchesca curiosamente transmitida entre consanguíneos”. Así se suceden Enrique Castells y Montestruch, médico y pintor (1854-1905) que heredó de su padre Jaime Castells y Comas, el amor al arte, fue un excelente pintor retratista habiendo copiado maravillosamente cuadros de Chuscas y Chuscas.
Comienza a pintar a los 4 años, ya en el año 1923 con diez años dibuja a la famosa bailarina Ana Pavlova.
Es totalmente autodidacta pero se inspira en las obras de su tío Carlos Castells (1881-1933, quién recibió medalla de oro en la exposición Iberoamericana de Sevilla en 1930).
El hermano de Enrique Castells Capurro, Julio Alberto Castells Capurro (1911-1959) también fue pintor especialmente acuarelista de temas gauchescos habiendo expuesto por ejemplo en la Sociedad Criolla Elías Regules por los años 40.
Enrique Castells Capurro ilustró diarios y revistas del Uruguay y Argentina. En Uruguay especialmente en la revista Mundo Uruguayo quien decía “Enrique Castells que tan admirablemente imprime movimientos a sus creaciones tiene solo diez años de edad y se perfila ya un artista de garras”.
En 1928, la misma revista dice: “se aprecia la frescura del dibujo, la intensa vida que los anima, su movilidad extraordinaria y la fuerza emotiva que anima a su autor que percibe y retiene con una fidelidad única lo que hiere sus retinas”; incursionó primeramente en varios temas como football y ballet pero definitivamente su pasión por los caballos lo ha convertido en uno de los mejores pintores en su género.
Ilustró infinidad de libros ilustrados como “Tacurúes” de Serafín J. García, en 1955 publicó “Gaucho, prendas y costumbres “(11 ediciones), en donde hay una hermosa biografía del pintor en cuatro idiomas. Ilustró “La Tierra Purpúrea” de Hudson Santos Vega de Hilario Ascasubi;” Los caballos de la Conquista” de Cunningham, “Escenas Gauchescas del Rio de la Plata" Editorial Kraft de Buenos Aires (Argentina, 1951), “Cancionero de Frutos” (Rivera, Uruguay, 1943), “Pampero” de R. Victoria (1968), entre muchos otros.
No existe lugar en el Uruguay en donde no haya una pintura, un mural, o un bronce suyo. Son famosos por ejemplo los murales que hizo en la Estación Central de Ferrocarriles del Estado, en la sede Aerolíneas Uruguayas Pluna, y en estancias.
En Maldonado (Uruguay), un gran mural que se encontraba en un edificio en las cercanías de Punta del Este, al ser demolido este se trasladó a la Plaza de Maldonado donde se encuentra hoy protegido por un vidrio representado La Diligencia “La Comercial del Este” que cubría el trecho Maldonado-Montevideo.
Realizó murales en la Universidad de Austin (Texas, USA), en las Naciones Unidas en Nueva York (USA), está representado en todos los museos nacionales e internacionales y colecciones privadas.
El cineasta norteamericano Harry Foster realizó una película en 1954 de la Metro Goldwyn Meyer en donde los gauchos de Castells Capurro cobran vida en forma de dibujos animados.
Ilustró almanaques como el famoso de la empresa Alpargatas durante años y el libro que publica el Banco de Seguros del Estado.
Hay dibujos de Castells Capurro en porcelanas francesas como Limoges. Hay murales en estancias de Uruguay, Argentina, y Venezuela así como en la Estación Fortín de San Miguel y Fortaleza de Santa Teresa (Rocha, Uruguay), y numerosos bancos, así como grandes y numerosos lienzos en el Hotel Playa de Punta del Este.
También el Banco de la República en su Museo del Gaucho tiene obras de Enrique Castells Capurro y de Carlos Castells. Bronces también realizó con la fuerza y movimiento que caracteriza su arte; sus bronces fueron en muchos casos los trofeos que anualmente repartía el Jockey Club de Montevideo.
A medida que transcurra el tiempo, dice Serafín García, la pintura nativa de Castells Capurro irá adquiriendo sin duda una mayor importancia, ya que rescatará del olvido, conservándola intacta a fin de que puedan apreciarla las generaciones futuras, la auténtica fisonomía de una época y de una forma de vida que pronto no será más que un recuerdo, la vida del gaucho.
Enrique Castells Capurro falleció un 3 de julio de 1987 en su casa Ormonde (nombre de un célebre caballo de carrera) en Punta del Este (Uruguay), donde vivió y trabajó en su arte por cuarenta y cinco años.
Se adjunta los nombres de algunas colecciones privadas que tienen cuadros o esculturas de Enrique Castells Capurro.
Algunas colecciones privadas:
Lyndon B. Johnson (USA), M. Pérez Jiménez (Venezuela), Rafael Caldera (Venezuela), Miguel Alemán (México), Joâo Goulart (Brasil), Getúlio D.Vargas (Brasil), Yitzhak Navon (Israel), la bailarina rusa Tamara Taumanova (Rusia), Príncipe Nicolás de Basily, Príncipe Estanislao, Príncipe Charles de Inglaterra, Condes Mariangelo y Atilio Mattarazzo, Dr. Raúl Soule Baldó (Venezuela), Mr. John Irwing Jr. (Secretario del Presidente Richard Nixon), Giorgio Nocentini (Firenze-Italia), Marco Marrucci (Firenze-Italia), Pat O’Brien- Actor de cine compañero de films del Presidente Ronald Reagan), Dr. Edward Laroque Tinquer (USA), Ing. Charles Pankow (San Francisco, California USA), Mr. Rex Ferguson (Melbourne-Australia), Michael Ciplinski (Secretario del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Princesa Laetitia D’Aremberg, María Paixao Cortes (Brasil), Euclides Araña (Brasil), Spellman Prentice (California-USA), Nelson Rockefeller (USA), Alfred J.Wescher (Ohio-USA), Constancio Vigil (Argentina), Douglas Fairbanks (Actor de cine EE.UU), Juan A.Figueroa (Presidente de la Asociación Mundial de Veterinarios de New York, USA), Arq. Bernardo Carlos Hibber(Grupo Zumit Cumbres, USA), Arie L. Falkoff (Director de Hapoalim Bank), Antonio García Rodríguez (Escultor Sevillano, A. Illanas (España), Graham Aston (Wey Bridge-Inglaterra), Sir Gordon Richard (Wey Bridge-Inglaterra), Honorable Aylmer Tryon (Wey Bridge-Inglaterra), Sr. y Sra. Wineburgh (Niagara Falls-USA), Familia Menéndez Bettop Montes (Argentina), Alicia Butler (Embajada Británica, Ankara), Witols Malcuzinski (Músico), Susana M.Fowler (Managua-Nicaragua),Steve y Marsha Maybury (Michigan-USA), Evelin Bainbridge (Kansas City-USA), Ramón Anaya Pons (Plaza Encantada-México), Pablo Rodriguez Acosta (Plaza Encantada-México), familia Popelka (Santiago de Chile, Chile).
"Arte Latinoamericano", Harry Ransom Humanities Research Center para la Universidad de Texas en Austin (USA).
Arte Latinoamericano
La Colección de Nickolas Muray de arte mexicano, contiene m{as de cien pinturas, dibujos y afiches de artistas mexicanos del siglo XX. Primeramente elegidos durente los años 1930 y 1940, la gran mayoría de las obras más características de la colección de Muray son de su gran amigo Miguel Covarrubias, incluídos cinco gouache caricaturas de su serie "Impossible Interviews". Otras obras de arte de la colección incluyen obras de Rufino Tamayo como la importante pintura "Cow Chasing Flies" y tres piezas de su amiga y amante Frida Kahlo: "Autorretrato con Thorn Necklace y Colibrí", "Naturaleza Muerta (con Loro y Fruta" y "Diego y Yo", un boceto de la artista y su esposo Diego Rivera. Obras de los artistas Guillermo Meza, Roberto Montenegro, Juan Soriano, Fernando Castillo y Rafael Navarro también figuran en la colección.
La Colección de Dudley Smith de arte Latinoamericano, cuyo foco en lo folklórico o imágenes campesinas, contiene acuarelas y pinturas al óleo del artista mexicano Diego Rivera, del ecuatoriano Eduardo Kingman, óleos del artista peruano José Sabogal. Enfocadas en el jinete de las Américas y el Gaucho.
La colección de Edward Larocque Tinker y de Joshua B. Powers incluyen obras de los artistas argentinos Molina Campos y A. M. Paz, tambien del prestigioso artista uruguayo Enrique Castells Capurro. Otras obras destacadas de la colección de pintura Latinoamericana Collection son los grabados de José Guadalupe Posada y de David Alfaro Siqueiros, especialmente el retrato de George Gershwin en Concierto y de Diego Rivera "La Niña con Muneca".
"Diario de Sesiones de la Cámara de Senadores", Tercer período ordinario de la XLII Legislatura con motivo del fallecimiento de Enrique Castells Capurro (Uruguay).
N° 204 - TOMO 308 - 18 DE AGOSTO DE 1987
REPUBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY
DIARIO DE SESIONES
DE LA
CAMARA DE SENADORES
TERCER PERIODO ORDINARIO DE LA XLII LEGISLATURA
36ª SESION ORDINARIA
PRESIDE EL DOCTOR ENRIQUE E. TARIGO Presidente
ACTUAN EN SECRETARIA LOS TITULARES SEÑORES MARIO FARACHIO Y FELIX B. EL HELOU Y EL PROSECRETARIO SEÑOR ALEJANDRO ZORRILLA DE SAN MARTIN (h.)
8) ENRIQUE CASTELLS CAPURRO. Su fallecimiento.
SEÑOR PRESIDENTE.- El Senado entra a la hora previa.
Están anotados, para hacer uso de la palabra, por su orden, los señores senadores Singer, Tourné y Lacalle Herrera.
Tiene la palabra el señor senador Singer.
SEÑOR SINGER.- He solicitado la palabra con el propósito de evocar la figura de un gran artista nacional, don Enrique Castells Capurro, fallecido el pasado 3 de julio, a los 74 años de edad. Pienso que hago bien al hacerlo por tratarse de un artista de ribetes excepcionales, muy nuestro y sobre todo muy de lo nuestro.
Castells Capurro comenzó a pintar a los cuatro años de edad, haciendo sus primeros esbozos, sus primeros trazos, bajo la orientación de su padre, no bajo su dirección porque no era pintor.
En el año 1923, cuando llegó a Montevideo la mundialmente célebre bailarina Ana Pavlova, en aquel entonces seguramente en la cumbre de su carrera, Castells Capurro tomó apuntes y se los publicaron.
Tenía entonces diez años de edad. Con esa publicación ganó sus primeros dineros como artista. A los catorce años –o sea en 1927- hizo su primera exposición en Amigos del Arte de Montevideo y, pocos meses después expuso obras en Amigos del Arte en Buenos Aires, en la capital argentina donde tuvo elogios de la crítica y una buena venta de sus dibujos.
El 1930 ya estaba trabajando para diarios y revistas y a partir de ahí se hizo conocido del público y su fama comenzó a trascender fronteras.
Cultivó el dibujo puro, el óleo y la acuarela. Los caballos constituyeron el tema dominante en su obra, pero en conjunto las escenas camperas, los trabajos y los juegos tradicionales del campo uruguayo, como la yerra, las pialadas, los rodeos, las boleadas y las carreras fueron su temática central. En este sentido fue, sin duda, un artista de excepción.
De lo poco que conocí de su obra he de decir que siempre me impresionaron fuertemente sus caballos porque reflejan una energía impresionante y un movimiento de avance que resultan conmovedores, sobre todo para quienes como yo sin estar habilitados para juzgar técnicamente un trabajo artístico conocen y aman a los caballos, en mi caso, desde muy niño, en la actividad rural.
Castells Capurro también se dedicó a la escultura, con preferencia dentro del tema de su predilección. El Jockey Club de Montevideo le encargó muchas veces la confección de sus trofeos. Algunos de sus caballos plasmados en bronce, que tuve oportunidad de admirar, tienen igualmente la fantástica vitalidad que se refleja en sus cuadros, aún más, quizá, los que aparecen lanzados hacia adelante avanzando en su carrera.
En 1946, el publicista norteamericano Edward L. Tinker emitió esta opinión sobre Enrique Castells Capurro: "Es un montevideano joven que pinta cuadros de caballos asombrosos por la impresión que dan de velocidad y acción".
Sus trabajos son conocidos en todo el mundo, y esto es un hecho muy remarcable, porque llevó allende los mares el más puro sabor criollo del Uruguay con sus cuadros costumbristas, que rescatan el sabor de las antiguas faenas camperas de nuestro país. Por ejemplo, en 1954, en la galería de arte del Barbizón-Plaza Hotel de Nueva York, se expusieron 43 obras suyas. Algunos de sus títulos muestran, con toda elocuencia, una verdadera lanza gaucha clavada en la gran urbe del norte, recogiendo un concepto expresado a propósito de esa exposición: "Boleada", "Juego del pato", "Luz mala", "Doma", "Juego de taba", "Yeguada", "Pial", Rumbo a la pulpería", son algunos de los títulos de los cuadros expuestos en esa oportunidad.
En 1957 volvió a los Estados Unidos, esta vez para pintar un cuadro que está expuesto en la Sala N° 7 del Edificio de las Naciones Unidas, precisamente por encargo de este organismo. Allí trasladó, con mano maestra, la imagen de nuestra vida rural de antaño.
El mismo solía decir, con legítimo orgullo, que sus gauchos recorrían el mundo "Echando un pial o boleando un bicho".
Algunos de sus murales importantes son, también, de conocimiento general; seguramente el de la Estación Central de los Ferrocarriles, es uno de los más logrados.
Mucho mejor que yo, desde luego, la presentación que hace el gran maestro Serafín J. García de Enrique Castells Capurro en la edición del Album "Gauchos, prendas y costumbres" que en 1955 editó la firma Mosca Hermanos, vale la pena releerse. Dice Serafín J. García: "Enrique Castells Capurro es un artista genuino, que ha consagrado por entero su viva inspiración y sus aptitudes de creador fecundo y cálido a expresar el campo nuestro, captando con fidelidad, belleza y gracia, todas aquellas escenas típicas que mejor lo representan.
La encendida vocación que aguijonea y orienta su sensible espíritu, proyectándolo hacia los motivos de auténtico sabor tradicional, le viene desde atrás, como un legado de raza, que rebulléndole sin descanso en la sangre ha llegado a convertirse en una especie de imperativo vital, profundo e ineludible.
Ya su tío Carlos Castells había sabido interpretar con admirable justeza, algunas décadas antes, infinidad de aspectos de la vida y las costumbres criollas, en una serie de apuntes de original factura y gran vigor expresivo. Y él ahora, por su parte, aunque con recursos técnicos y estilos diferentes de los de aquel antecesor que la muertes arrebatara a destiempo –cuando recién su talento alcanzaba la plena madurez- ha ido a nutrir su inspiración en las mismas raíces de lo autóctono para continuar –y enriquecer con nuevos y jugosos aportes- aquella noble labor de creación artística, tan hondamente entrañada en nuestra tierra y su historia.
Muchas facetas interesantes ofrecen a los ojos del contemplador atento estos cuadros costumbristas de Enrique Castells Capurro. En primer término corresponde destacar la sobriedad de líneas, la eficaz economía de cursos con que es capaz de componer sus escenas, sin que ese cabal sentido de la síntesis le reste elocuencia y fuerza. El lápiz certero y ágil del dibujante fija con precisión los rasgos esenciales y desdeña los superfluos, sin caer jamás en la tentación de recargas el cuadro con detalles meramente pintorescos, de añadirle accesorios, que a la postre acabarían por romper el equilibrio y la armonía del conjunto.
Otra de sus mayores virtudes es la fuerza dinámica, la energía briosa de que sabe imbuir a sus apuntes. Cuando dibuja caballos, sobre todo, resulta claramente perceptible –aun para la mirada menos avizora- esa sensación de movimiento, de vivacidad, de activo e incontenible impulso que se desprende de cada figura. Pero nada es estático, por lo demás, en las escenas que este artista nos brinda. Porque aunque los hombres y los animales aparezcan en actitud inmóvil, ha de haber siempre un camino alargándose hacia el lejano horizonte, o un arroyo fluyendo entre guijarros, para oponerse a esa quietud o para neutralizarla con su presencia dinámica, con su constante sentido de la marcha, que es para el gaucho el sentido de la vida."
Termina Serafín J. García esa exposición sobre Castells Capurro diciendo: "A medida que transcurre el tiempo, estas escenas nativas de Castells Capurro irán adquiriendo sin duda una mayor importancia, ya que ellas rescatarán del olvido, conservándola intacta a fin de que puedan apreciarla las generaciones futuras, la auténtica fisonomía de una época y de una forma de vida que pronto no será ya más que un recuerdo, dada la rapidez con que el progreso material transforma nuestra campaña y las costumbres de sus moradores.
Y entonces seguramente el nombre de este artista, como el de Blanes, como el de Figari, como el de Carlos Castells y como el de algunos otros que, con lenguaje plástico distinto pero idénticos propósitos, supieron interpretar y expresar nuestro hombre, nuestro paisaje y nuestras tradiciones, será recordado con gratitud y admiración por todos aquellos que amen de verdad a su tierra, y sean capaces de comprender que la veneración y el respeto por su pasado no impiden a los pueblos marchar hacia adelante, sino que, por el contrario, le sirven de incentivo para emprender la conquista de su porvenir".
Lo expresado amerita que desde el Senado de la República recordemos a este insigne artista compatriota y solicitemos que las autoridades competentes proyecten su obra –recogiendo lo que acabo de leer de Serafín J. García- al mejor conocimiento de las generaciones del presente y del futuro, por cuanto ella traduce y refleja tradiciones hermosas, de la más pura cepa oriental.
Castells Capurro pasó los últimos 40 años de su vida viviendo y trabajando en Punta del Este, cerca de la playa "El Grillo", en su chalet Ormonde. Entiendo que sería adecuado y justo que las autoridades departamentales de Maldonado lo recordaran dándole su nombre a una calle de la zona.
Me permito proponer, señor Presidente, que la versión taquigráfica de las palabras que he pronunciado sea remitida al Ministerio de Educación y Cultura, a la Intendencia Municipal de Maldonado y a sus familiares, en un homenaje justo a esta figura de ribetes excepcionales, de nuestra cultura y nuestro arte.
SEÑOR PRESIDENTE.- Se va a votar la moción formulada por el señor senador Singer, en el sentido de que la versión taquigráfica de sus palabras sea enviada al Ministerio de Educación y Cultura, a la Intendencia Municipal de Maldonado y a los familiares del señor Castells Capurro.
(Se vota:)
-17 en 17. Afirmativa. UNANIMIDAD.